La siguiente historia me la conto
mi compañero y amigo Miguel Peralta, me resulto muy curiosa al momento de escucharla
y es por eso que el día de hoy se las quiero compartir, la historia va
masomenos así:
Se dice que durante la Guerra de
Vietnam, las fuerzas especiales en el departamento de guerra habían enviado a
expertos para seleccionar a hombres de las reservas indias de América que
fueran guerreros con talento, hombres jóvenes que se movieran bien sobre el
terreno de guerra. Buscaban hombres con capacidades excepcionales, casi
sobrenaturales. Antes de tratar de convencerles a unirse a ellos, eran
cuidadosamente seleccionados por sus capacidades de rastreo y supervivencia.
Una vez de que formaban parte de
las filas, algo increíble ocurría. Cualquiera que fueran sus talentos y
capacidades en la reserva, parecía que misteriosamente desaparecían, y eso
ocurría una y otra vez cada vez que se les seleccionaba.
Los fallos continuados llevaron al
gobierno a contratar unas pruebas muy caras para dar con lo que estaba
ocurriendo.
Al iniciar esas pruebas se vio que
cuando se les preguntaba sobre su incapacidad para hacer aquello que se
esperaba de ellos, los hombres mayores contestaban una y otra vez que eso se
debía a sus cortes de pelo militares y que no podían “sentir” al enemigo, ni
acceder a su “sexto sentido”, su “intuición” y que por eso sus sentidos no
podían ser fiables, ni ellos podían “leer” las señales más sutiles, ni acceder
a información extrasensorial de tipo sutil.
Así que el instituto que hacía las
pruebas seleccionó a más rastreadores y les dejaba el pelo largo y les probaba
en múltiples tareas. También compararon a dos hombres juntos que habían
recibido los mismos puntos en todos los tests. A uno le dejaban el pelo largo y
a otro le daban un corte de pelo militar. Luego a los dos hombres les volvían a
valorar.
Una y otra vez el hombre con el
pelo largo mantenía los mejores resultados. Una y otra vez, el hombre con el
pelo corto fallaba en las pruebas en las que antes había mostrado buenos
resultados.
Aquí está una prueba típica:
El seleccionado está durmiendo en
los bosques. Un enemigo armado se aproxima cuando el hombre duerme. El hombre
de pelo largo se despierta de su sueño con un fuerte sentido del peligro y se
aleja antes de que el enemigo esté cerca, antes incluso de que se escuche al
enemigo o su paso sea audible.
En otra versión de este test el
hombre de pelo largo siente que algo se aproxima y de alguna manera intuye que
el enemigo le atacará físicamente. Sigue su sexto sentido y se queda quieto
pretendiendo dormir, pero rápidamente agarra a su atacante y le “mata” cuando éste
intenta “estrangularle”.
Este mismo hombre, después de haber
pasado esta y otras pruebas similares,
recibe un corte de pelo militar y empezaba a fallar constantemente en las
pruebas que antes había aprobado.
Así que se recomendaba que todos
los rastreadores indios estuvieran exentos de los cortes militares. De hecho,
se requería que los rastreadores tuvieran el pelo largo.
Con esto los científicos concluían que
el pelo era una extensión del sistema nervioso, que puede ser correctamente
visto como “nervios exteriorizados”, un tipo de “hilos sensitivos” altamente
evolucionados o “antenas” que transmiten una enorme cantidad de información al
cerebro, al sistema límbico y neocórtex.
Ahora entiendo porque Sansón perdió
su fuerza cuando le cortaron el pelo, y porque mi mama sabe cuando miento.