3 oct 2013

La paradoja del Mago

Un día un Rey muy poderoso que presumía de ser muy sabio, escucho hablar acerca de un viejo mago llamado Nihil Hie que visitaba su reinado, el rey muy contento (ya que era admirador de la magia y todo lo místico) mandó a sus guardias traer ante él, aquel mago del que todo el mundo hablaba. Una vez que el viejo  Nihil Hie y el Rey se encontraban frente a frente, este último le ordenó que lo deleitara con algunas de las maravillas que era capaz de hacer…

Después de un rato, el rey se encontraba perplejo de las asombrosas hazañas del viejo, sin embargo en el último acto, el rey noto como el viejo mago mantenía muy discretamente una moneda escondida bajo su mano. El rey furioso por tal engaño debido a que sentía insultada su inteligencia, pidió una explicación a Nihil Hie.

-Mi señor, yo soy un mago muy anciano y mis movimientos con las manos ya no son tan hábiles como antes, le ruego me perdone por mi error y comprenda que no fue mi intención engañarlo, en ocasiones la magia necesita de pequeñas ilusiones acompañado de distracciones para poder florecer, todo lo que contempló hoy fueron ilusiones, pero todo aquello que sintió, eso fue magia. Concluyo Nihil Hie

El rey enfurecido al escuchar que todo había sido engañado y sin comprender aquellas palabras, ordenó ahorcar al mago. Llegada la hora del castigo, el rey ya más relajado, decidió dar al viejo Nihil Hie una oportunidad, ya que a fin de cuentas había pasado un buen rato con su presencia…

Para realizar la ejecución el reino contaban con dos altares uno de la verdad y otro de la mentira, con esto el rey le dice al mago: mira quiero que digas tus últimas palabras, si lo que dices al final es verdad, te ahorcamos en el pilar de la verdad y morirás con honor, sin embargo, si lo que dices es mentira, te ahorcaremos en el pilar de mentira y morirás con deshonra.

El mago, piensa un momento y dice: ustedes me ahorcaran en el pilar de la mentira.

A partir de ese momento se le presenta un problema al rey, porque no podía ahorcarlo en el pilar de la verdad porque entonces lo que dijo el mago sería mentira, pero no podía ahorcarlo en el pilar de la mentira porque si no, lo dicho sería verdad. Todos los presentes se sentían confundidos ante tal situación, en ese momento mientras el rey y sus sabios dialogaban en que hacer, sin que nadie se percatara y sin saber cómo, el viejo mago desapareció.


Dicen algunos que el rey lo mató en secreto, otros cuentan que escapo hacia otros reinos a deleitar a miles y miles de niños y de grandes, otros comentan que en verdad era un mago que quería enseñarle al rey una lección. Sin embargo algunos mencionan que el rey sigue preguntándose en donde ahorcara al mago el día que lo encuentre…


20 ago 2013

La Forma en el Decir

Hace muchos años un Sultán soñó que había perdido todos los dientes.  Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño. 
¡Qué desgracia Mi Señor!, exclamó el Sabio, Cada diente caído representa la muerte de un pariente suyo. 
¡Qué insolencia!, gritó el Sultán enfurecido, ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! 
Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.  Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado.  Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:
¡Excelente Señor! Gran felicidad te fue reservada. El sueño significa que vivirá mas que todos sus parientes.  Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. 

Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:  ¡No es posible! La interpretación que hiciste de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.  Recuerda bien amigo mío, respondió el segundo Sabio, que todo depende de la forma en el decir. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.




29 abr 2013

Rey de Reyes.


Hace mucho tiempo en un reino muy lejano, existía un Rey muy poderoso, el cual no podía tener hijos, este en su desesperación por dejar un legado y heredar su gran reino, acudió con una hechicera la cual le preparo un brebaje mágico, el cual le concedería el deseo de tener un hijo.
Meses después de haber bebido el brebaje, la esposa del rey reporto estar embarazada, esto emociono mucho al Rey, su emoción era tan grande que durante los 9 meses de embarazo de su esposa solo pensaba en el hijo que tendría, llegado el gran día, la Reina dio a luz a un varón.
El Rey en su gran conmoción y felicidad, decidió buscar un nombre excepcional para su hijo, ya que este sería nombrado algún día rey de reyes, según una premonición de la hechicera.
 El Rey mando a llamar a los 6 sabios más sobresalientes del reino, este les pidió que le dieran un nombre original y digno para su hijo, el futuro rey de reyes.
 Los 6 sabios le pidieron 6 días al poderoso Rey para crear un nombre que cumpliera las expectativas de este, una vez aceptada esta petición, los 6 sabios partieron a una montaña en la cual ayunaron 6 días y 6 noches pensando en un nombre especial para el niño, pasado el lapso requerido, los sabios llegan ante el Rey y le dan el nombre que llevaría su hijo, explicándole la manera en que fue elegido dicho nombre:
“C” por el Corazón el rey de los órganos
“A” por el Águila el rey de las aves
“R” por la Rosa la Reyna de las flores
“L” por el León el rey de los animales
“O” por el Oro el rey de los metales
“S” por el Sol el rey de los astros
Así fue como los 6 sabios escogieron cada primera letra con la que crearon el nombre del rey de reyes,  CARLOS.



22 mar 2013

¿Hacer Magia, Entretener, o ser Mago?


Un joven principiante fue a visitar a un viejo mago y le preguntó:
-¿Cuál es la diferencia entre “hacer magia“, “entretener” y “ser Mago“?
 El sabio y viejo Mago le dijo que él estaría más que complacido en enseñarle la diferencia. El Sabio se pasó toda la tarde enseñándole al Joven el juego de los cubiletes (cups and balls), enviándolo a su casa una vez llegada la noche y diciéndole que lo practicara hasta que estuviera listo para presentarlo en público.
 Al atardecer siguiente, el joven volvió a la casa del viejo y sabio mago, y le dijo que había presentado la rutina entera en el mercado esa misma tarde.


-Excelente -dijo el sabio- Por favor, cuéntame cómo era tu audiencia?
Esta pregunta tomó con la guardia baja al Joven Aprendiz borrándole al mismo tiempo la sonrisa de su rostro.
-Bueno, no estoy muy seguro… para ser honesto yo estaba tratando de hacer bien el juego. Estuve practicando el juego toda la noche y logré hacer todos los movimientos perfectos.
-En ese caso te felicito, al ignorar a tu audiencia completamente, has comprendido lo que significa “hacer magia“. Ahora regresa a tu casa, ensaya y actúa cuando te sientas listo.
Al atardecer del día siguiente el joven mago llegó corriendo a la casa del viejo y sabio mago, y entre gritos le contó que esa tarde había presentado el juego de los cubiletes en el mercado, a una audiencia de 27 personas y que los había hecho reír  sin parar y se había aprendido los nombres de todos ellos.
-Excelente -dijo el viejo Mago- Por favor, cuéntame si todos tus pases fueron bien ejecutados y tu misdirection fue lo suficientemente convincente como para poder cargar la fruta del gran final.
El joven aprendiz, quien estaba totalmente seguro de sí mismo bajo sus hombros e inclino su mentón.
-La verdad que no lo sé… los cubiletes no paraban de caerse al suelo, las cargas se caían de mis bolsillos al sacarlas y es más, tuve que convencerlos de que no había robado la fruta… pero ellos reían y se divertían… señor… inclusive puedo decirle el nombre de cada uno de mis espectadores.


-Felicitaciones joven aprendiz -respondió el viejo Mago- Al ignorar tu técnica ahora has aprendido a “entretener”.
El viejo Mago continuó hablando.
-Ahora sabes que al concentrarte sólo en tu técnica y en no errar un pase, tu pudiste olvidarte completamente de tu audiencia hasta que nadie mirara tus manos excepto tú. Y también sabes que al concentrarte en tu audiencia y perderte en ella has perdido el control del juego y al mismo tiempo perdiste La Magia.
El joven aprendiz comprendió los errores cometidos. Levantó su mentón y miró al sabio y viejo Mago diciéndole
-Ahora comienzo a ver la diferencia señor.
-Muy Bien -respondió el viejo Mago- Ahora comprendes que ser un Mago significa estar siempre en control, estando atento tanto a las técnicas como a la audiencia. Ahora tú comprendes la diferencia entre “Hacer Magia” y “Entretener”.
Y lo más importante, ahora ya sabes que sólo cuando las dos se combinan tú te conviertes en Mago.

11 mar 2013

La Leyenda del Mago Oriental


Narra la leyenda que un viejo mago oriental perdió su brazo derecho en plena fama. Sufrió mucho... con el había deleitado a miles y miles de niños y de grandes. Un día, maldijo a los dioses del azar; Y fue condenado. 

Fue condenado a vivir en una mazmorra que solo podía abrirse con su mano derecha…pasó años muy crueles. Pero un día, imprevistamente se abrió la puerta. Salió llorando de alegría pensando que por fin había sido perdonado; pero quedó paralizado al ver que del picaporte de la puerta, colgaba allí su mano.
Ella, su mano perdida , había venido a rescatarlo.



17 ene 2013

Eros y Psique


Esta historia me conquisto desde el momento en que la leí, es uno de mis relatos mitológicos favoritos y se encuentra en "El asno de oro" de Apuleyo por si gustan leer la versión completa, además en el mismo libro encontraran varias historias muy interesantes, que creo que serán de su agrado.
Bueno, comencemos:
Hace mucho tiempo existió una joven llamada  Psique, hija de un rey, ella era de una belleza tan perfecta que despertó inmediatamente los celos de Afrodita, con quien se la comparaba. La diosa, irritada de ver como sus altares iban quedando desiertos, encargó a su hijo Eros, el Amor, que la vengara. Mientras que sus hermanas estaban ya casadas, Psique permanecía virgen, relegada a pesar de su belleza. Su padre, que ya desesperaba de casarla y sospechaba alguna maldición celeste, fue a consultar al oráculo de Apolo, que le dijo:
"Ve a la cuma del monte, oh rey, y sobre una roca abandona a tu hija cuidadosamente dispuesta y engalanada para unas nupcias fúnebres. No esperes un yerno nacido de la raza humana, sino un monstruo cruel, feroz y serpentino..."
Los padres de Psique obedecieron al oráculo. Pero cuando la joven esperaba la aparición del monstruo que el destino le tenía reservado como esposo, un dulce céfiro la transportó hasta un valle donde quedó dormida. Al despertar se encontró ante un palacio encantado en el que se fue adentrando, guiada por voces incorpóreas, para no descubrir sino belleza y opulencia. Al llegar la noche, Psique notó cerca de ella la presencia del marido que le había anunciado el oráculo. Psique no podía verlo, pero no parecía tan monstruoso como temía y se entregó a él. Con las primeras luces del día, su esposo desapareció.
El tiempo pasaba y Psique vivía dichosa en aquel palacio, pero echaba de menos a su familia. Pidió por tanto a su esposo que le permitiera ver a sus hermanas. Este terminó aceptándolo, haciéndole prometer que nunca intentaría verle el rostro. Pero las hermanas de Psique, celosas de su felicidad, hicieron nacer la duda en su corazón, afirmando que su esposo era un monstruo, ya que se negaba a mostrarse, y la convencieron para que desvelase su secreto.
Psique se deja confundir por sus hermanas y por la noche alumbra a Eros mientras duerme con ánimo de matarle. La joven queda completamente enamorada de su belleza y cae ciegamente bajo el efecto de sus flechas. Pero Cupido se despierta herido por el aceite de la lámpara e, incapaz de castigarla directamente, la condena a su ausencia.
Psique inicia entonces un largo peregrinar en busca de su esposo, que se había refugiado en el palacio de su madre Afrodita y le había revelado el origen de la quemadura. La diosa se lanzó inmediatamente tras los pasos de Psique para vengarse. Después de apoderarse de ella, la hizo azotar y le impuso cuatro pruebas, aparentemente imposibles de realizar, que después de muchas calamidades Psique logró finalmente llevar a término. De los Infiernos, donde la había conducido su última prueba, Psique trajo consigo una caja que su curiosidad le impulsó a abrir, cayendo inmediatamente en un sueño mortal. Pero Eros, enamorado de ella, la encontró y consiguió despertarla, obteniendo de Zeus que les uniera en legítimo matrimonio.
Dicen, que Psique sólo fue feliz mientras se abstuvo de profundizar, llevada por una curiosidad inquieta, en las causas y la naturaleza de su felicidad: pues el conocimiento es fuente de dolor...


9 ene 2013

EL TEMIDO ENEMIGO


Había una vez, en un reino muy lejano y perdido, un rey al que le gustaba mucho sentirse poderoso. Su deseo de poder no se satisfacía sólo con tenerlo, él necesitaba, además, que todos lo admiraran por ser poderoso. Así como a la madrastra de Blanca Nieves no le alcanzaba con verse bella, también él necesitaba mirarse en un espejo que le dijera lo poderoso que era. Él no tenía espejos mágicos, pero contaba con un montón de cortesanos y sirvientes a su alrededor a quienes preguntarle si él era el más poderoso del reino. Invariablemente todos le decían lo mismo:
- Alteza, eres muy poderoso, pero tú sabes que el mago tiene un poder que nadie posee: Él conoce el futuro.


El rey estaba muy celoso del mago pues aquel no sólo tenía fama de ser un hombre muy bueno y generoso, sino que además, el pueblo entero lo amaba, lo admiraba y festejaba que él existiera y viviera allí.
No decían lo mismo del rey. Quizás porque necesitaba demostrar que era él quien mandaba y el rey no era justo, ni ecuánime y mucho menos bondadoso.
Un día, cansado de que la gente le contara lo poderoso y querido que era el mago, o motivado por esa mezcla de celos y temores que genera la envidia, el rey urdió un plan: Organizaría una gran fiesta a la cual invitaría al mago. Después de la cena, pediría la atención de todos. Llamaría al mago al centro del salón y delante de los cortesanos, le preguntaría al mago si era cierto que sabía leer el futuro. El invitado tendría dos posibilidades: decir que no, defraudando así la admiración de los demás, o decir que sí, confirmando el motivo de su fama. El rey estaba seguro de que escogería la segunda posibilidad. Entonces, le pediría que le dijera la fecha en la que el mago del reino iba a morir. Éste daría una respuesta un día cualquiera, no importaba cuál. En ese mismo momento, planeaba el rey, sacar su espada y matarlo. Conseguiría con esto dos cosas de un solo golpe: la primera, deshacerse de su enemigo para siempre; la segunda, demostrar que el mago no había podido adelantarse al futuro, ya que se había equivocado en su predicción. Se acabarían, en una sola noche, el mago y el mito de sus poderes...
Los preparativos se iniciaron enseguida, y muy pronto llegó el día del festejo.... ...Después de la gran cena, el rey hizo pasar al mago al centro y le preguntó:
- ¿Es cierto que puedes leer el futuro?
- Un poco - dijo el mago.
- ¿Y puedes leer tu propio futuro? - preguntó el rey
- Un poco - dijo el mago.
- Entonces quiero que me des una prueba - dijo el rey ¿Qué día morirás? ¿Cuál es la fecha de tu muerte?
EI mago se sonrió, lo miró a los ojos y no contestó.
- ¿Qué pasa mago? - dijo el rey sonriente -¿No lo sabes?... no es cierto que puedes ver el futuro?
- No es eso - dijo el mago - pero lo que sé, no me animo a decírtelo.
-¿Cómo que no te animas? - dijo el rey...Yo soy tu soberano y te ordeno que me lo digas. Debes darte cuenta de que es muy importante para el reino saber cuándo perderemos a sus personajes más eminentes... Contéstame pues, ¿cuándo morirá el mago del reino?



Luego de un tenso silencio, el mago lo miró y dijo:
-No puedo precisarte la fecha, pero sé que el mago morirá exactamente un día antes que el rey.
Durante unos instantes, el tiempo se congeló. Un murmullo corrió por entre los invitados.
El rey siempre había dicho que no creía en los magos ni en adivinaciones, pero lo cierto es que no se animó a matar al mago. Lo perdonó, sí por conveniencia, pero le perdonó la vida. Lentamente el soberano bajó los brazos y se quedó en silencio... Los pensamientos se agolpaban en su cabeza.
Se dio cuenta de que se había equivocado.
Su odio había sido el peor consejero
-Alteza, te has puesto pálido. ¿Qué te sucede? - preguntó el invitado.
-Me estoy sintiendo mal - contestó el monarca - voy a ir a mi cuarto, te agradezco que hayas venido. Y con un gesto confuso giró en silencio encaminándose a sus habitaciones...
El mago era astuto, había dado la única respuesta que evitaría su muerte ¿Habría leído su mente? La predicción no podía ser cierta. Pero... ¿Y si lo fuera?... Estaba aturdido... Se le ocurrió que sería trágico que le pasara algo al mago camino a su casa
El rey volvió sobre sus pasos, y dijo en voz alta :
-Mago, eres famoso en el reino por tu sabiduría, te ruego que pases esta noche en el palacio pues debo consultarte por la mañana sobre algunas decisiones reales.
-¡Majestad! Será un gran honor, dijo el invitado con una reverencia.
El rey dio órdenes a sus guardias personales para que acompañaran al mago hasta las habitaciones de huéspedes en el palacio y custodiasen su puerta asegurándose de que nada le pasara...


Esa noche el soberano no pudo conciliar el sueño. Estuvo muy inquieto pensando qué pasaría si al mago le hubiera caído mal la comida, o si se hubiera hecho daño accidentalmente durante la noche, o si, simplemente, le hubiera llegado su hora.
Bien temprano en la mañana el rey golpeó en las habitaciones de su invitado.
Él nunca en su vida había pensado en consultar ninguna de sus decisiones, pero esta vez, en cuánto el mago lo recibió, hizo la pregunta...necesitaba una excusa.
Y el mago, que era un sabio, le dio una respuesta correcta, creativa y justa.
El rey, casi sin escuchar la respuesta, alabó a su huésped por su inteligencia y le pidió que se quedara un día más supuestamente, para "consultarle" otro asunto... (Obviamente, el rey sólo quería asegurarse de que nada le pasara). El mago - que gozaba de la libertad que sólo conquistan los iluminados - aceptó.
Desde entonces todos los días, por la mañana o por la tarde, el rey iba hasta las habitaciones del mago para consultarlo y lo comprometía para una nueva consulta al día siguiente.
No pasó mucho tiempo antes de que el rey se diera cuenta de que los consejos de su nuevo asesor eran siempre acertados y terminara, casi sin notarlo, teniéndolos en cuenta en cada una de sus decisiones.
Pasaron los meses y luego los años.
Y como siempre... estar cerca del que sabe vuelve al que no sabe, más sabio.
Así fue: el rey poco a poco se fue volviendo más y más justo. Ya no era despótico ni autoritario. Dejó de necesitar sentirse poderoso, y seguramente por ello dejó de necesitar demostrar su poder.
Empezó a aprender que la humildad también podía tener sus ventajas. Empezó a reinar de una manera más sabia y bondadosa. Y sucedió que su pueblo empezó a quererlo, como nunca lo había querido antes.
El rey ya no iba a ver al mago investigando por su salud, iba realmente para aprender, para compartir una decisión o simplemente para charlar.
El rey y el mago habían llegado a ser excelentes amigos.
Hasta que un día, a más de cuatro años de aquella cena, sin motivo, el rey recordó. Recordó que este hombre, a quien consideraba ahora su mejor amigo, había sido su más odiado enemigo. Recordó aquel plan que alguna vez urdió para matarlo. Y se dio cuenta de que no podía seguir manteniendo este secreto sin sentirse un hipócrita.
El rey tomó coraje y fue hasta la habitación del mago. Golpeó la puerta y apenas entró, le dijo:
-Hermano mío, tengo algo para contarte que me oprime el pecho.
-Dime - dijo el mago - y alivia tu corazón
-Aquella noche, cuando te invité a cenar y te pregunté sobre tu muerte, yo no quería en realidad saber sobre tu futuro, planeaba matarte frente a cualquier cosa que me dijeras, quería que tu muerte inesperada desmistificara tu fama de adivino. Te odiaba porque todos te amaban.... Estoy tan avergonzado...


El rey suspiró profundamente y siguió:
-Aquella noche no me animé a matarte y ahora que somos amigos, y más que amigo, hermanos, me aterra pensar todo lo que hubiera perdido si lo hubiera hecho. Hoy he sentido que no puedo seguir ocultándote mi infamia. Necesité decirte todo esto para que tú me perdones o me desprecies, pero sin ocultamientos.
El mago lo miró y le dijo:
-Has tardado mucho tiempo en poder decírmelo, pero de todas maneras, me alegra que lo hayas hecho, porque esto es lo único que me permitirá decirte que ya lo sabía. Cuando me hiciste la pregunta y acariciaste con la mano el puño de tu espada, fue tan clara tu intención, que no hacía falta ser adivino para darse cuenta de lo que pensabas hacer.
El mago sonrió y puso su mano en el hombro del rey
- Como justa devolución a tu sinceridad, debo decirte que yo también te mentí... Te confieso que inventé esa absurda historia de mi muerte antes de la tuya para darte una lección. Una lección que recién hoy estás en condiciones de aprender, quizás la más importante cosa que yo te haya enseñado: Vamos por el mundo odiando y rechazando aspectos de los otros y hasta de nosotros mismos que creemos despreciables, amenazantes o inútiles... y sin embargo, si nos damos tiempo, terminamos dándonos cuenta de lo mucho que nos costaría vivir sin aquellas cosas que en un momento rechazamos. Tu muerte, querido amigo, llegará justo, justo el día de tu muerte, y ni un minuto antes. Es importante que sepas que yo estoy viejo, y mi día seguramente se acerca. No hay ninguna razón para pensar que tu partida deba estar atada a la mía. Son nuestras vidas las que se han ligado, no nuestras muertes.
El rey y el mago se abrazaron y festejaron brindando por la confianza que cada uno sentía en esta relación que habían sabido construir juntos.
Cuenta la leyenda... que misteriosamente, esa misma noche... el mago... murió durante el sueño.

El rey se enteró de la mala noticia a la mañana siguiente y se sintió desolado. No estaba angustiado por la idea de su propia muerte, había aprendido del mago a desapegarse hasta de su permanencia en este mundo. Estaba triste por la muerte de su amigo.


Qué coincidencia extraña había hecho que el rey le pudiera contar esto al mago justo la noche anterior a su muerte? Tal vez de alguna manera desconocida el mago había hecho que él pudiera decirle esto para poder quitarle su fantasía de morirse un día después. Un último acto de amor para librarlo de sus temores de otros tiempos... Cuentan que el rey se levantó y que con sus propias manos cavó en el jardín, bajo su ventana, una tumba para su amigo, el mago. Enterró allí su cuerpo y el resto del día se quedó al lado del montículo de tierra, llorando como sólo se llora ante la pérdida de los seres más queridos.
Y recién entrada la noche, el rey volvió a su habitación.
Cuenta la leyenda... que esa misma noche... veinticuatro horas después de la muerte del mago, el rey murió en su lecho mientras dormía... quizás de casualidad... quizás de dolor... quizás para confirmar la última enseñanza de su maestro.